La Petite Maison, un hotel familiar escondido de Cognac de gran belleza y encanto
Intimidad y confort es lo que ofrece al visitante este insólito lugar con sabor a antaño. La decoración es una sutil combinación de muebles art déco, con objetos provenientes de mercadillos de antigüedades de la zona, y un mobiliario antiguo de madera de belleza atemporal. La casa se caracteriza por la dimensión rural de la decoración, los colores suaves y una luz cálida y reconfortante.
A pocos metros de La Petite Maison, Françoise y Philippe Fleuriet, los dueños del lugar, tienen un taller de conservas donde elaboran deliciosas recetas regionales a base de frutas y verduras cultivadas en su huerto. Se pueden encontrar productos artesanales tradicionales hechos con un toque de creatividad y originalidad. No os vayáis sin degustar sus deliciosas sopas de sabores auténticos, o sus sopas heladas de tipo smoothie. También encontraréis condimentos, membrillos y fruta confitada.
En el exterior de esta tienda gourmet, la hiedra y las rosas se entremezclan felizmente en una mezcolanza de colores y aromas, y los chalotes se secan pacientemente en el granero. La piscina, con borde de piedra, ayuda todavía más a embellecer este entorno idílico.
Una vez en este pequeño paraíso secreto, el riesgo es que no queráis volver a casa.
¡Bon Voyage!